Vergüenza tóxica, ¿qué es?

Alicia Catalá


“Solo deseas esconderte de todos, esconderte de ti mismo”


Esta es la frase que define la vergüenza tóxica. Un sentimiento que acompaña a muchas personas y que les hace sentirse siempre sucias, sin valía personal. Un caos mental. La percepción de la realidad se distorsiona, se confunde y por supuesto la percepción de nosotros mismos.

Debemos tener en cuenta que:

  1. Para algunas personas permanece esa vergüenza diariamente con cada cosa que hacen y que para otras aparece en momentos determinados, pero tiene mucha fuerza psicológica y nos destruye.
  2. La forma en que nos hablamos cuando comentemos errores provoca frustraciones difíciles de eliminar si no nos ponemos en marcha.
  3. La forma de ponerse en marcha para eliminar la vergüenza tóxica es entender de dónde viene y qué provoca que la mantengamos continuamente. Viene de la infancia y de cómo nos educaron (quizás la vimos en nuestros padres) y la pone en marcha el hábito de pensar erróneamente sobre nosotros mismos.
  4. Para eliminarla hay que saber que es un trabajo personal que no ocupa días, sino tiempo de análisis hasta que la mente entiende que todos comentemos errores y que de ellos debemos aprender.
  5. Cada fallo es un insulto, cada insulto una costumbre.
  6. Este sentimiento suele llevar a problemas de conducta, trastornos alimentarios, adicciones, agresividad, depresión y ansiedad.
  7. La vergüenza se vuelve tóxica porque la sociedad determina, a través de medios, a qué estándares físicos, intelectuales, laborales y psicológicos nos tenemos que adaptar.
  8. Las personas que padecen este sentimiento, se comparan continuamente viéndose que están muy lejos de donde quisieran estar. No se aceptan porque idolatran a otras personas costándoles entender que cada uno de nosotros brillamos de una forma diferente.
  9. Seguro que tú haces algo mejor que yo, pero también seguro que yo algo mejor que tú.
  10. Cambia tu diálogo interior. Deja de menospreciarte. Escribe en una hoja tu valores, aquello que admires de ti mismo y póntelo a la altura de tus ojos en una pared, para que cada día que te levantes puedas leerlo y recordar que, si no te aprecias tú, no te apreciará nadie. Eso sí, hay que leerlo todos los días.

Y recuerda, que uno es verdaderamente libre cuando deja de sentir vergüenza de sí mismo.

Vergüenza tóxica

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