LOS CAMBIOS DE MARTINA | La fiesta (Cap. 12)

Todo estaba perfectamente organizado. El único problema era de dónde iban a sacar una cabra porque ella era el regalo. Alan cumplía 19 años. Resultaba que su más íntimo amigo era el amigo del hermano de Martina, Ismael. Desde que eran pequeños  su relación había sido muy profunda. Nunca discutían, ni tan siquiera cuando Ismael le contó a Alan que había decidido irse a buscar trabajo fuera de España. Alan animó a su amigo y le deseo suerte en su proyecto. Y ahora, un año después, Ismael regresaba a su tierra y Alan no lo sabía. Aparecería en la fiesta de su amigo con una cabra atada a su muñeca que llevaría un lazo azul entre las orejas con un cartel que pondría Feliz Cumpleaños. Luego la adoptarían como mascota del grupo de amigos y la cuidarían en la casa de campo del padre de Ismael.

Lo que iban a organizar sería un auténtico cachondeo y que terminaría en un sinfín de risas inevitables. El primo de Ismael había contribuido dejando el local para celebrar la fiesta de Alan.

―Ismael, ¿ya tienes la cabra? ―le preguntó Martina al amigo de su hermano porque faltaban 4 horas para el gran momento.

―Ya sabes que tienes que traerla a las 9 de la noche, allí estaremos todos. Ya le habremos dado la sorpresa de encontrarnos a todos. Al final el local de Raúl se ha podido acondicionar y cabemos los veinticinco. El problema ha estado con la pasta, al final me ha dejado mi padre 50 euros y les he dicho a cada uno que traigan algo de su casa que no me llega el dinero para tanto. Ya veremos. Ahora están allí terminando de organizarlo todo y muertos de frío. ¿Qué hacemos con la calefacción?

―Hombre… algo hay que poner Martina. Anda que tú también decirlo a última hora… ya podías haberlo dicho antes que para eso eres tía y vosotras caéis más en esas cosas que nosotros. ¿Cómo voy a pensar yo si hace frío o no hace frío?

―¿Con qué es cosa de tías, no? Ya sabes lo que pasó la última vez allí, ¿no? Tu querida hermana pequeña empezó a contar una historia increíble. Eso fue en el último cumpleaños de Raúl que también lo celebramos allí. No veas que miedo pasamos.

―¿Qué historia?—Ismael se quedó sentado mirando fijamente a Martina, con cara perpleja.

―Muy fuerte, no sé si contártela. ¿Pues no se le ocurre a la petarda ésta contar que encontraron a mi tía Rita muerta en el local una fría noche de invierno? Qué no sabían de qué había muerto y al final ni se había muerto ni la habían encontrado, solo habían visto que en el suelo estaba un manojo de pelos atado con una cuerda. ¡Qué susto! La gente se quedó muy asustada.

―¿Pelos?

―Síííí, pelos… el pelo que te estoy tomando… ja, ja, ja.

Los jóvenes rieron y rieron.

―¡Qué fuerte eres! Y yo que idiota estoy porque mira que esta historia ya ha salido en internet muchas veces… pues siempre caigo. Voy a tener que mirarme esto, ¿eh?

La fiesta trascurrió de una forma inolvidable. Bailaron junto a la cabra sacando videos y fotos para el recuerdo de todos.

Alan y Martina fueron las piezas estrellas. Y Sabio hizo una presencia muy leve para comprobar que todo estaba en orden y que los jóvenes estaban disfrutando con sentido común.

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