SECRETOS DEL ALMA | Sin freno

El aspecto de Isabel era el de una joven dulce de piel blanca, ojos grandes y oscuros. Su pelo largo y negro cubría gran parte de sus hombros. Alta, de rasgos indios. Sin embargo, su ceño fruncido y su piel castigada denotaban que algo pasaba en su mente. Se podría explicar que poseía dos personalidades opuestas; una sensible y otra agresiva.

—¿Cuál es el motivo de tu consulta?

—Pues no lo sé, la verdad es que vengo porque al parecer están hartos de mí, bueno de mí, de mí… no… es de cómo me comporto.

—¿Quiénes están hartos de tu comportamiento?

—Mis amigos… mi familia… pero principalmente mi chico y… lleva razón. No puedo entender cómo llego a tratarlo de la forma en que lo hago. Es como si me saliera de dentro la niña del exorcista. Me cambia la cara, entro en cólera y mi mente empieza a buscar lo peor para poder soltárselo y una vez lo he hecho me quedo tan pancha. Grito y le doy algún golpe a lo primero que pillo. No creo que esto sea muy normal, ¿no?

—¿Cómo te sientes después de haber actuado así?

—Me arrepiento y le pido que me perdone.

—¿Y qué hace él, te perdona?

—Sí, me perdona siempre y me pregunta por qué lo trato así. Me dice que me quiere y eso todavía me da más rabia… pero no me planta cara. Lo veo tan débil… le digo que no vale nada, que hace el ridículo delante de la gente, que parece que sea retrasado… que no me extraña ya que toda su familia es igual de tarada. Estoy siendo muy sincera y te confieso que me da vergüenza contarte esto. Me oigo y quisiera poder controlarme, de verdad… pero hay algo dentro de mí que no me deja.

—¿Te ocurre sólo con tu pareja?

—Bueno, yo siempre he sido impulsiva y agresiva, pero es más con mis parejas. Tengo 30 años, llevo dos años con este chico y en mis relaciones anteriores siempre me ha pasado lo mismo. Ninguno me plantó cara nunca, se ve que los elijo con poca sangre. No se… estoy confusa.

Isabel relató que, desde su adolescencia, cuando empezó a sentir los primeros enamoramientos, le atraían los chicos a lo que podía manejar. Pensaba que, si se comportaba con los chicos de forma dulce y afectiva, ellos la considerarían sumisa como lo era su madre.

—¿Cuál fue la causa de la ruptura de tu anterior relación?

—Pues la misma que todas… acaban hasta el gorro de mí. Aparento dulzura y cuando ya parece que la relación se vuelve estable, empiezo a sentirme molesta por todo, todo lo que hace el otro me parece poco… o es que lo veo tonto, o lo veo fácil de manejar.

—¿Cómo si tú fueras la reina y no te trataran como tal?

—Hombre… visto así… suena a que soy como una Diosa, suela fatal…

—¿Cómo crees que le suena al otro todo lo que tú le dices?

—Bueno cuando empiezo con la agresividad mí novio se defiende, no te creas que se queda callado, él también ataca, pero no de la misma forma, pero termina destrozado y pidiéndome que pare de hacerle daño. Si es que me sorprendo hasta yo de mi actuación. No sé si me estoy volviendo psicótica o como se diga, pero algo me sucede. ¿Sabes que me ha tocado las narices lo que me has dicho que actúo como si fuera una reina? No quiero comportarme así.

—Ya tenemos la primera parte positiva para evolucionar; el reconocimiento de que vas sin freno por tu vida emocional. Todos tenemos una “bestia” interna que debe permanecer dormida cuando vamos adquiriendo madurez y sentido común. Si me ponen una multa de tráfico por algo que he hecho incorrectamente o que no he hecho, no puedo salir del coche y agredir al policía, aunque en mi fuero interno esté tremendamente enfadada y desee hacerlo. En ese instante controlo a mi “bestia” interna y la sosiego. Imagínate el caos mundial que sería si no existiera el autocontrol, los valores, el dominio de las emociones, la empatía, la comprensión, la madurez psicológica… ya hay suficientes guerras por estos motivos como para no usar el respeto y la sensatez. Cuando te educaron olvidaron enseñarte que debes tener respeto por los demás y que, sin freno, lo más probable es que te estrelles.

—¡Vaya! Nadie me había hablado así hasta ahora. La verdad es que lo comprendo, pero ¿cómo puedo frenarlo? ¡Parece que me estás diciendo que me tenían que haber pegado un toque de atención mis padres cuando yo era pequeña!

—No te hubiera venido nada mal. ¿A caso has visto tú en tu casa a tus padres ofendiéndose entre ellos mismos y utilizando un trato inadecuado con otras personas?

—A mi padre sí. Mi madre ha sido una mujer sumisa que ha aguantado todo lo que mi padre le ha dicho, le ha minado la autoestima y mi padre siempre ha estado perdiendo los papeles.

—¿Si le falta el respeto a alguien, si insulta, si ataca y muestra sus garras… qué crees que es?

—Un maleducado, un grosero, un chulo, una persona que se cree que así puede vencer y dominar al otro… una persona que sólo se quiere así mismo… piensa que es el rey de la casa.

—¿Crees que tu conducta es igual?

—¡Ah! ¡Por eso me has dicho que me creo la reina y me ha dolido tanto! ¿Entonces, yo soy como mi padre? ¿Lo he heredado?

—Lo has copiado. Eres bastante narcisista y decidiste copiar antes las conductas de poder de tu padre que la pasividad de tu madre. Obtenías más beneficios con agresividad que con bondad. Ahora lo que haces con tu pareja es coger el poder, no dejar la relación porque te va a ser difícil encontrar a alguien que se deje minar como este chico, por eso lo retienes en tu vida, agrediéndolo psicológicamente. En el fondo lo atacas porque piensas que él es más grande que tú como persona y eso es lo que no piensas consentir. Son las muestras de tus sentimientos de inferioridad que ocultas tras esa máscara de ceño fruncido y fortaleza de superioridad. Tu propio narcisismo no te deja vivir. El problema es que tampoco dejas vivir a los demás.

—¿Narcisista? —Isabel mostraba en su rostro los signos de la intriga. La conversación le estaba haciendo pensar. Había asistido a consulta sólo porque estaba cansada de oír a todos decirle que no era muy normal su forma de comportarse, pero no había pedido la cita porque creyera que verdaderamente tenía un problema serio.

—El narcisista se admira así mismo, se ama así mismo y le cuesta amar a los demás. El narcisista carece de humildad y de inteligencia emocional y social. — Respondió la psicoterapeuta, tratando de explicarle la importancia de saber el significado de los términos psicológicos.

—Vale, lo tengo claro; soy una histérica, maleducada, grosera, con poder y encima narcisista… ¡esto me va a costar! Me voy con mi primera lección de hoy aprendida: “trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti”, “nadie es más que nadie”. Voy a ver si me bajo de la nube de poder y altanería donde me he subido, llamada la nube del mal trato. Gracias por el guantazo verbal que no me pegaron cuando era pequeña, no sé si podré lograrlo.

—Nunca es tarde para empezar a madurar. Y recuerda: “no digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio, y te recordará cada vez que lo intentes que no puedes hacerlo. Mejor di: cuando lo que quiera conseguir me parezca difícil, no cambiaré mi objetivo, buscaré un nuevo camino para llegar a él”. Hay un poema precioso que habla de esto y dice: “Hubo un tiempo en que pensé que no podía… y no pude; creí que no sabía nada… y nada supe; pensé que no tendría fuerzas… y flaqueé; creía que era demasiada la carga… y me caí; subestimé mi capacidad… y no fui capaz. Luego aprendí… que, si creo que puedo, puedo; que sé más de lo que ni siquiera imagino; que tengo las fuerzas que decido tener; que no hay carga que mis hombros no puedan soportar y que puedo llegar a donde yo me lo proponga.”

4 comentarios
  1. Emilio
    Emilio Dice:

    ES UN CLARO EJEMPLO DE LO QUE PODEMOS HACER DE LO QUE VEMOS DE PEQUEÑOS ,SOLO LIBRES DE ELEGIR Y COPIAR LO MALO O QUE NOS DEJE MARCADOS Y RECORDARLO PARA NO HACERLO ,PIENSO QUE ES UN TRABAJO DIARIO , ME HA ENCANTADO ALI , UN SALUDO

    Responder
  2. Jaime
    Jaime Dice:

    Uaaauuu pedazo historia, creo haberme enamorado de una persona narcisista… me gustaría que algún día se diera cuenta y tome carta en el asunto para dejarse ayudar porque mientras estamos viviendo una relación tóxica mi autoestima de destruye lentamente

    Responder

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *